Algo ha cambiado. La maƱana no puede dar su pistoletazo de salida sin una taza de cafĆ©. Con leche y azĆŗcar moreno, por favor. Las pequeƱas alegrĆas, ni se compran ni se venden. Y es que las mejores cosas de la vida, realmente son gratis. Carcajadas sonoras, a cualquier hora. Conversar de todo y de nada a la vez. La capacidad de ser inmensamente feliz sin hacer absolutamente nada. La sensación de guiarte por una corazonada, y tener la euforia de acertar. Agarrar las oportunidades, con mĆ”s fuerza que nunca, y sentir que este, momento que vives ahora, es el tuyo y de nadie mĆ”s. No rendir cuentas al raciocinio si se atreve a contraponer al corazón.
Y "la suerte", como una persona muy sabia suele decir cada dĆa, siempre se fabrica. Porque la Ćŗnica cosa que cae del cielo sola, es el agua de la lluvia.
Pues resulta que hay momentos en la vida en los que piensas que ya nada te va a volver a emocionar. Incluso piensas que serĆ” asĆ para siempre. Pero la vida tambiĆ©n sorprende y te lo pinta de nuevo mejor de lo que esperabas. Supongo que es cuestión de destino. De estar justo ahĆ, en el sitio, en el lugar. A esa hora. Y que ese destino haga el resto.
Aparece tu rumbo. Tu brĆŗjula. Alguien que te apoya aunque algunas veces quiera matarte.
He dejado de soƱar, para cumplir.