“La tristeza se acumula, la felicidad no. Y hasta aquĆ mi artĆculo de hoy. SĆ, ya no hace falta que sigas leyendo, ¿ves quĆ© bien? Todo lo demĆ”s que pueda decirte serĆ” paja, o peor aĆŗn, maneras de justificarme, igual que tratamos de justificarnos cuando nos ocurre algo malo, cuando algo nos causa sufrimiento y dolor. Es que no hay mal que por bien no venga. Es que lo que sucede conviene. Es que aquello que no te mata, te hace mĆ”s fuerte. Es que. Es que. Y tal y tal.
Mira, con todos mis respetos, pero a otro con ese cuento. La Ćŗnica verdad es que hay fracasos de los que no se aprende nada de nada. Y que hay personas que pasan por nuestra vida Ćŗnicamente para restar. La prueba: cuando las eliminas es cuando empiezas a sumar. AritmĆ©tica emocional bĆ”sica. Y si alguien necesita demostrĆ”rtelo, eso es que tĆŗ no lo has descubierto todavĆa, que nadie lo va a poder descubrir por ti.
La tristeza se acumula, la felicidad no. No es ningún hallazgo, es una verdad como un templo monumental. Constatar que lo que mÔs perdura es lo que mÔs duele. Acumular cicatrices cardiovasculares y manchas como las del vino barato o las del primer sol de verano, de las que no se van.
PodrĆa tratar de suavizarlo. PodrĆa haber dicho que los buenos recuerdos tambiĆ©n quedan, que las cosas malas son las que tendemos a olvidar. Y aunque estarĆa en lo cierto, estarĆa obviando la diferencia fundamental. No hablo de recordar lo que ha pasado. Hablo de las heridas que nos dejan las cosas y las personas al irse, al abandonarnos o al, simplemente, pasar.
Por eso te insisto, te machaco, te repito. La tristeza se acumula, la felicidad no. Eso de vive aquĆ y ahora, menuda patraƱa. Tanto si te llamas Siddhartha como si te llamas Vinicius o DamiĆ”n. Vivir el ahora sirve sólo cuando tu ahora es perfecto, idĆlico, maravilloso, algo que te gustarĆa que perdurase, que fuese inmutable, que no hubiese que retocar jamĆ”s. Pero dime, cuĆ”ndo ocurre eso. La gente mĆnimamente consciente, la que vale la pena realmente, es justo la que aborrece tanto su ahora que prefiere vivir pensando no en lo que es, sino en lo que algĆŗn dĆa serĆ”. Un sueƱo es el primer sospechoso de homicidio para cualquier realidad.
Al final, existen tan sólo dos formas de vivir honestamente. Y todo depende de dónde pongas tu ilusión.
Si la pones en el pasado, tu fuente de satisfacción serÔn tus recuerdos, le estarÔs diciendo a la vida que sólo puedes empeorar y seguramente acabarÔs teniendo razón, pues para qué vas a proyectar nada, si total, todo irÔ de mal en peor. Distópico, fundamentalista, pesimista existencial.
Pero es que si pones tu ilusión en el futuro, tu fuente de satisfacción serÔn tus proyectos, todo aquello que estés preparÔndote para llevar a cabo. Ese futuro que se estÔ creando hoy, o lo que es lo mismo, ya.
Si me lo preguntas a mĆ, soy mĆ”s de los que no ve el vaso ni medio lleno ni medio vacĆo. Y es que a mĆ no me preocupa el volumen, sino el caudal. La mejor forma de llenar esta baƱera que perdió el tapón hace tiempo, es tratando de que siempre el flujo de cosas buenas sea mayor que el de las cosas que te hacen mal.
Eso es disfrutar la vida a temperatura aceptable.
Eso es procurarse todos los dĆas cosas y personas bonitas.”
Fuente: Risto Mejide.